Sabías que el agua no caduca lo que caducan son las botellas

A quién no le ha sorprendido ver impresa la fecha de caducidad  en las botellas? El “líquido elemento” tan necesario para la vida, ¿caduca? En realidad, el agua en sí no se estropea. No se pierden sus propiedades ni se vuelve perniciosa para la salud con el tiempo. No, al menos, en condiciones normales. Entonces, ¿a qué se debe esta fecha de caducidad? ¿Está justificada? ¿Debemos hacerle caso? ¿Puede ser peligroso consumir una botella pasada la fecha de caducidad del agua? Vamos a poner un poco de luz en todo este asunto.

Entendamos el agua como un alimento. Los alimentos se vuelven peligrosos o bien por su descomposición, dónde actúan las bacterias que pueden resultar muy nocivas para nuestra salud; o bien por la generación de productos químicos peligrosos (aunque esto es más bien difícil). Normalmente, casi todas las fechas de caducidad (vencimiento o expiración) se deben a la contaminación bacteriológica o fúngica. Los microorganismos son muy persistentes y capaces de obtener energía de casi cualquier materia disponible. ¿Incluyendo el agua? No. No pueden obtener energía del agua. Por tanto el agua será segura mientras no haya sido contaminada por restos orgánicos y/o bacterias u hongos.

El agua embotellada, cerrada, es un buen ejemplo de ello. Probablemente en su interior encontremos restos de esporas de algún organismo. Pero sin condiciones para crecer, estas son inocuas. Por otro lado, el agua no se descompone en elementos químicos peligrosos, por tanto, también es segura en ese sentido. Solo podría resultar peligrosa en caso de contaminación severa bacteriana (cosa que siempre se asocia a la materia orgánica) o, en todo caso, por radiación. Pero esto es ponernos un poco extremos. Así que, en definitiva, el agua bien almacenada, aislada de fuentes orgánicas tiene, virtualmente, una fecha de caducidad o expiración infinita.