De donde viene el pollo frito

El origen del pollo frito posiblemente tengamos que buscarlo en la antigua Grecia y Roma. Aunque otros lo ubican mucho antes, y le atribuyen su invención a los egipcios o la milenaria China. El caso es que se popularizó ya por el medievo en la Europa de las Cruzadas y los caballeros. Y fueron precisamente los europeos, más exactamente los ingleses y escoceses, los que posteriormente lo llevaron al Nuevo Mundo, donde se convertiría en “el rey de la cocina norteamericana”. De hecho, gracias a los esclavos del sur de EE. UU., el pollo frito americano adquirió ese sabor tan auténtico y característico, a especias y condimentos, carentes en la cultura escocesa. Y como todo lo que en EE. UU. nació y floreció a la sombra de las multinacionales, el pollo frito ha llegado hasta nuestros días por todo lo alto, como una de las especialidades de comida rápida más ricas y exquisitas. Convirtiéndose en el auténtico “rey” de la comida rápida.

Pero como en toda buena receta que se precie, no solo hay un estilo para elaborarla. Se contabilizan tantas maneras de cocinarlo como cocineros y cocineras hay en el mundo, pero se pueden catalogar algunas de ellas, porque han creado sello propio, como las alitas de pollo (Buffalo wings), creadas en Buffalo (New York); o los nuggets de pollo, inventados por el profesor Robert C. Baker en 1950, del que luego surgieron los chicken fries, nuggets en forma de patatas fritas. Pero en EE. UU. también se han catalogado otros platos basados en pollo frito, como los fingers de pollo, el pollo frito campero, los patties de pollo (filetes rusos de pollo empanados y fritos, y comidos en sándwiches), los hot chicken de la zona de Nashville (Tennessee), recubierto con manteca y cayena.

Y todo esto, sin salir de EEUU, porque más allá de sus fronteras, el pollo también reina, como en Asia, Australia o Sudamérica.